El pasado mes de noviembre de 2022 publiqué en varios medios un artículo titulado “Grandes esloras: España sigue sin poder competir con Europa”1 (en este enlace) en el que, entre otros aspectos, señalaba la necesidad de eliminar o reformar el “Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte” (IEDMT), más conocido como “Impuesto de Matriculación”. Se trata de un impuesto sobre embarcaciones y buques de recreo, aplicado única y exclusivamente en España, que consiste en el 12% de su valor y que, añadido al tipo general del 21% de IVA, representa una carga tributaria del 33%, la fiscalidad indirecta más alta del mundo. En Comunidades Autónomas como Andalucía, haciendo uso de las competencias otorgadas por la ley2, el IEDMT se incrementó un 15% (el máximo permitido), llegando a un tipo del 13,8% que, sumado al 21% del IVA, redunda en una tributación indirecta del 34,8%.
El Inspector Jefe del Equipo Regional de la AEAT en Andalucía, Don Luis E. Jos Gallego, comentó públicamente en LinkedIn dicho artículo señalando que:
“Basar la “falta de competitividad” de España en el turismo náutico de grandes esloras, exclusivamente en temas fiscales, lo veo un motivo absolutamente simplista.
Tener un barco de más de 15 metros es un lujo se mire por donde se mire (y además normalmente muy contaminante).
Pedir encima rebajas fiscales en un entorno de crisis tampoco lo veo lo más congruente y más para este tipo de productos al alcance de muy pocos.”
Ante tales comentarios le contesté, entre otros argumentos, que:
El IEDMT es “(…) un impuesto anacrónico tanto desde el punto de vista temporal como espacial en relación con el entorno político que nos rodea. El sector de grandes esloras puede ser un mercado de lujo, como otros tantos, pero es que aquí de lo que se trata es de impulsar el crecimiento económico (en tiempos de crisis más que nunca) y estimular la creación de puestos de trabajo (bien remunerados), especialmente en sectores como el náutico, con gran potencial de crecimiento y elevados coeficientes multiplicadores sobre producción, valor añadido y empleo. ¿O es que vale más un puesto de trabajo generado en un entorno, a tu juicio, menos lujoso?”
Desde ANEN y AEGY proponemos otro marco fiscal, incluso que recaude más de una forma sostenida, pero que sea con motivo de un incremento de actividad, no por tener un sector náutico menguado y sometido a la fiscalidad indirecta más alta del mundo. Las normas para alcanzarlo son sólo dos, la Directiva de IVA y el Código Aduanero de la Unión (Reglamento comunitario y, por tanto, ley europea aplicable en todos sus extremos), y nos permitirían equipararnos a países tan exóticos como Francia o Italia, vecinos y competidores que triplican y hasta sextuplican las principales magnitudes macro-económicas del sector náutico español (e.g. producción, valor añadido y empleo).
Argüía también el actuario el carácter contaminante de la náutica y que, precisamente, “(…) La justificación de los Impuestos especiales (establecida en el preámbulo de la Ley) precisamente es esa gravar consumos nocivos….y a mí me parece del todo correcto que el propietario de un barco pague un 13,70% por matricular un barco (una sola vez en la vida).”
Antes estos argumentos, la respuesta tampoco comportaba excesiva dificultad y son ampliamente conocidos por la industria. En suma:
1) El preámbulo de la Ley puede decir lo que le plazca3, pero lo cierto es que el IEDMT grava exactamente con el mismo 12% (o 13,8%) de su valor a una embarcación a motor que a una a vela. Huelgan comentarios sobre su carácter medioambiental.
2) Se mezcla de forma grotesca el hecho imponible del IEDMT (que grava la matriculación en España de la embarcación o su uso o utilización en España cuando está registradas en otros países) con el hecho imponible del Impuesto sobre Hidrocarburos (IH), impuesto armonizado que sí pretende gravar selectivamente el consumo de bienes (e.g. hidrocarburos) cuyos precios privados no han considerado sus costes sociales (e.g. contaminación). Nuestra postura es totalmente contraria al IEDMT pero nada tenemos que objetar al IH, salvo que resulta peculiar cuando se trae a colación por la administración, pues es el impuesto especial que más recauda (€11,700 millones en 2021) y la Administración quien más se lucra con ello.
3) Aparte de vincular los “consumos nocivos” (hecho imponible del IH) con el “parecer del todo correcto” pagar un 13’8% (no 13,7%) “una sola vez en la vida”, ¿Qué sucedería si hubiera un IEDMT como el español todos los países de la UE en que quisiéramos navegar? Muy sencillo, si navegásemos en dos países pagaríamos dos IEDMT (27,6% del valor del barco), si navegásemos en tres países, el 41,4% y así sucesivamente …, lo que no hace sino confirmar que es un impuesto anacrónico, mal configurado y fuera de contexto.
En definitiva, salvo prejuicios ideológicos agudos que nos provoquen ceguera crónica, es absurdo cuestionar que el principal escollo para el desarrollo y competitividad de la industria náutica española es su marco fiscal; y creer que es “simplista” me parece francamente desconocer profundamente el sector y su potencial económico, absolutamente cercenado por su fiscalidad. El sector sólo quiere competir de forma leal y en igualdad de condiciones con nuestros vecinos de la UE y de nuestro entorno, y creo que tiene derecho a hacerlo, sin prejuicios ni complejos. Precisamente en tiempos de crisis, intentar que la economía prospere en sectores en los que tenemos claras ventajas competitivas que no estamos aprovechando me parecería un acierto y, sin duda alguna, recaudaríamos más4 con un marco atractivo para la industria como el que proponemos las asociaciones del sector.
¡Ah! Ya casi se me olvidaba… ¿Qué pinta “La ciudad no es para mí”? Muchos de Ustedes recordaran a nuestro querido Paco Martínez Soria en su papel de Agustín Valverde, viudo y residente en un pueblecito aragonés que, sintiéndose solo decide marcharse a la gran ciudad, donde vive su hijo, un médico famoso, con su mujer y su hija. Agustín es recibido con gran frialdad, la ciudad es desazonadora y supera a este sencillo hombre de pueblo, cuyo papel de cateto entrañable es memorable.
Pues bien, estoy convencido de que los prejuicios políticos e ideológicos dificultan eliminar -aunque no deberían dificultar reformar- el IEDMT, a pesar de que no hay duda alguna de que resultaría claramente beneficioso para la economía de nuestro país -y así lo avalan los estudios-. Sin embargo creo que, siendo importantes, ni las carencias técnicas ni los prejuicios son la clave de bóveda para avanzar. Todo es mucho más sencillo: como le pasaba a Don Paco (así le gustaba que le llamaran), nos falta un poquito de mundo.
Seamos inteligentes y prácticos como franceses e italianos, y no timoratos y puritanos como tantas veces, e impulsemos sin complejos el sector náutico de una vez por todas.
Miguel Ángel Serra Guasch
Abogado – Economista
Asesor legal y fiscal de ANEN
Socio fundador de Legalley | Yachting · Aviation · Real Estate